Memorias prejuzgadas

Teóricamente el verano no se acaba mañana. Es verdad. Se acaba el 21 de Septiembre, si no me equivoco. Y tampoco significa que el 20 de Septiembre a las doce de la noche haga treinta grados y a las doce y cinco haya diecisiete. Puede ser que el frío empiece mañana o bien entrado octubre. No lo sé (ni me importa).

Todo depende del concepto de verano. Y el mío al menos es el de los días cálidos y las noches largas, del rumor del mar y del bullicio de la ciudad hasta altas horas, de esperanzas, de descubrimientos, de fotos bellas y brillantes, de fiestas, de calor.

Mañana es uno de septiembre. E, inevitablemente, septiembre acaba con todo eso. Septiembre acaba con las ilusiones y los planes. Su llegada empuja todos los castillos de arena bajo la fuerza implacable de la realidad. La fuerza de que lo que no ha ocurrido no va a ocurrir, de que lo que has perdido jamás lo vas a recuperar. Sí, vuelve Septiembre, y vuelven los juicios. Volvemos a arrepentirnos de lo que pudimos hacer y no hemos hecho, de las oportunidades que dejamos pasar como si fueran tangibles aunque nunca fueron más que estelas de sueños en la brisa veraniega, volvemos a pensar en todos los errores que cometimos, y comparamos nuestras vivencias con el plan perenne que cuelga de un imán en nuestra frente. Nos miramos a un espejo y no vemos lo que pensamos que veríamos. Nos vemos a nosotros mismos, sin haber cambiado.

¿Y qué puede hacer el ser humano si no eso? Trazar planes que él mismo desbaratará y enfadarse consigo mismo por no haber cumplido lo que una vez quiso. Juzgar su vida de acuerdo con un modelo prefabricado, ponerle una etiqueta a un periodo y almacenar. Una y otra vez, una y otra vez. No sabemos hacer nada más que comparar, etiquetar y almacenar. No tenemos voluntad propia como para dejar de trazar planes o cumplir lo que planeamos, no podemos romper la monotonía y alegrarnos de lo hecho. Y así, un día despertamos entre mil cajas y ningún plan. Y nos dedicamos a vivir de recuerdos que nos parecieron inadmisibles y ahora son lo único que nos queda.

Hoy abriré el plan que tenía para las vacaciones. Leeré todo aquello que pensé que haría, y eso que mis expectativas ya eran bajas de por sí. Abriré el fichero de los recuerdos que conservo y lo meteré dentro. Y encima del fichero pondré una gigantesca interrogación.

Mañana es uno de Septiembre. Mañana comienza una nueva etapa.

Supongo.

Verdaderos Vampiros

Entrevista con el Vampiro

Omg. No sé cómo esta película no cayó antes en mis manos. Bueno, puede ser porque cuando se hizo creo que me gustaba Pokémon, así que no creo que la hubiera apreciado demasiado. Pero entre que necesito quitarme el mal sabor de boca que me ha dejado Breaking dOwn (y aquí quoteo a Ángel Martín, el día que ese libro merezca ser llamado por su nombre lo haré, mientras y tanto usaré un juego de palabras con la expresión que viene a decir en inglés "el coche me ha dejado tirado"), que me ha dado por ver series de vampiros tipo Moonlight y quería volver a ver Buffy Cazavampiros (es de lo más falso que yo he visto, pero te lo pasabas bien) y que iba a comprarme los libros de Ann Rice me dije: "oye, ¿y por qué no veo la película y así sé de que van?"

Pues la película me ha encantado. Todo en general.Me gusta la escenografía, como Louis te la va contando, los personajes, la tensión que refleja en él tener que matar, el libertinaje de Lestat, la inocencia intransigente de Claudia al principio que luego se torna en una maldad madura, Armand... Lo que menos me gustó es los ruidos de succión y que cuando mordieran a alguien sonara como si le partieran los huesos. El resto de las cosas la verdad es que sí que me gustaron.Bueno, no me parece que Brad Pitt se luciera mucho, la verdad es que de Aquiles en Troya a Louis en Entrevista hay... ¿nada? Si hasta llevan el mismo estilo de pelo, por favor. En ambas tiene cara de "me importa poco lo que pase, yo a mi p*ta bola". Pero me gustaba Louis. Le veía un personaje muy entero y muy complejo, me gustaba cuando reflejaba el dolor o los remordimientos, y todo hay que decirlo, no estaba nada mal. Armand, es decir, Antonio Banderas, me dejó un poco más hueca, pero fue porque una vocecilla (y no miro a nadie ¬¬) me dijo que cuando se presenta y dice "Zoy Armand..." añadiera "Zoy Armand... ¡el zorro!" y estuve como cinco minutos tirándome por los suelos intentando no reírme, cosa imposible. Pero luego Tom Cruise como Lestat y Kirsten Dunst como Claudia me encantaron. Bueno, sí, Lestat es un poco locuelo, pero Tom Cruise lo interpreta fenomenalmente. Esa locura, ese delirio, esa crueldad, esa frivolidad... es genial. No sé, pese a todo lo hace un personaje muy auténtico. Además, de Tom Cruise no sé, no te lo esperas. Vamos, como sus fiestas en la cienciología sean así me apunto yo también. Y Kirsten Dunst también me encantó. Después de ver Marie Antoinette pensé que esa chica estaba desaprovechada en Spiderman, bueno, está confirmado. Me encanta cómo hace de Claudia... tan superficial, cruel y decidida. Como encarna a una mujer en el cuerpo de una niña eterna. Me encantó ese personaje.

Ahora, spoilers: me gusta la película de principio a fin. Me gusta cuando al principio están Louis y Lestat solos, aunque cuando matan a la prostituta de esa forma tan sádica se me hizo un poco cuesta arriba. La llegada de Claudia, en mi opinión, mejora las cosas. Me encanta lo del cadáver corrupto o cuando se las ingenia de esa forma para cargarse a Lestat, y eso que, francamente, amaba, amo y amaré a Lestat. Era tan alocado, tan... perfecto... Bueno, pues me gusta mucho cuando van a Francia, aunque la parte del teatro no demasiado. Mpf, se me hizo un poco cuestarriba la obra de teatro, la verdad es que cuando eran vampiros en modo cruel solo podía soportárselo a Lestat. Y con Armand me pasaba eso, con ese acentazo de "zoyz del nuefo mundo, ¿no?" me descolocaba bastante. No digo que en inglés no suene bien, pero acabó recordándome al Gato con Botas. Luego me di cuenta de que Armand era un vampiro estupendo, con una historia genial también. Cuando superé que no iba a salir con antifaz y capa, más o menos. Vale, y odié con todas mis fuerzas a los vampiros cuando secuestran a Claudia, a la neofita (¿Maddeleine?) y a mi amado Louis (¡Luíííí!!). Pero me encanta la escena de su muerte, la madre sin hija, la hija sin madre abrazadas por el horrendo miedo. Me encanta en sentido de que me parece muy original. Y, wah, la escena de cuando Louis prende fuego al teatro es genial. También la continuación, cuando se despide de Armand, o cuando sale el Lestat medio muerto de miedo. Es como si Louis hubiera aprendido a convivir con lo que es aunque siguiera odiándose a sí mismo. Y el final cuando Lestat muerde al periodista, totalmetne inesperado, totalmente... waaaaah... bueno, que me voy a comprar los libros. Sí, sé que sacaron una película en 2002, pero he visto fotos y Lestat no es mi Lestat. Y odio cuando hacen eso. Fin de los spoilers

Para resumir.

Cosas que amo de los vampiros de Anne Rice

a) No son invencibles. Después de los Cullen, se agradece y mucho. Son inmortales, pero tienen sus pequeñas debilidades.

b) Son sanguinarios. ¡Oh sí! ¡Por fin unos vampiros que se alimenten de s-a-n-g-r-e de verdad! ¡Que demuestren su sufrimiento por matar humanos, no por ser vampiros! Es que eso me encanta, lo de "es un horror ser vampiro" "Si no matas gente..." "Ya, pero es un horror ser vampiro" Queda tan "voy a suicidarme con una cuchara de café"...

c) Son interesantes. Tienen vidas interesantes, problemas interesantes, complejos interesantes... en fin, da gusto saber sobre ellos. No te pasas la película/libro deseando que alguien los atropelle con su coche.

En fin, que recomiendo Entrevista con el Vampiro a todo el mundo que le guste el cine con un poco de sangre y con pocas pullitas comerciales de esas que parece que "tiene que haber chiste y medio por minuto" (La Momia III ¬¬), y por supuesto, creo que en lo que a vampiros se refiere Anne Rice solo está detrás de Bram Stoker y por ser este el creador.

¿Dónde dormirán hoy?

Sueño.

Mucho sueño. He pasado el umbral de lo sano y ahora mismo tengo los ojos hinchados y los párpados pesados. Se cierran. Mis dedos pulsan las teclas mucho más lentos, atontados, entumecidos. Me cuesta pensar en qué decir. Parece mentira que hace diez minutos pudiera comerme el mundo. Al menos si giro la cabeza veo la cama. Llena de trastos, pero en cinco minutos podré meterme en ella.

¿Dónde dormirán hoy?

Es estúpido hacerse esa pregunta, pero no puedo evitarlo. No me gusta pasar la noche fuera de mi casa y se me hace extraño pensar que no pudiera volver en mucho mucho tiempo. Por eso, la segunda noche tras la catástrofe en la T4 de Iberia, lo único que se me ocurre es dónde estarán durmiendo. Los heridos dormirán en asépticas camas de hospitales, totalmente impersonales. ¿Podrán dormir o estarán despiertos, los ojos en blanco mirando al techo, preguntándose qué harán con sus vidas, recordando todo lo que ocurrió como si hubieran visto una película a través de la televisión del vecino, y más aún, preguntándose por qué a ellos? ¿Podrán soñar o estarán tan entumecidos por la morfina y las bestiales medicinas que pelearán por sacar lo que queda de sus cuerpos, a pesar de no poder recuperar gran parte de su alma? ¿Dónde dormirán aquellas familias que han venido a Madrid al darse cuenta de que sus familiares sí iban en ese maldito avión, (maldito avión, muy maldito, pero ellos han tenido que coger uno para llegar hasta aquí)? ¿En una mullida cama de hotel donde intentarán no manchar la almohada? ¿O en una butaca de una habitación de hospital observando cómo caen los goteos de su vida, cómo todo vuelve a su curso, aunque el curso no volverá a ser el mismo?

¿Y las almas de los fallecidos? ¿Podrán dormir o darán tumbos por la pista fatídica? ¿Podrán soañr con el cielo o no podrán apartar la vista de las cenizas?

Me pondría una flor en el nick del msn, y pasaría una cadena de mensajes. Iría a donar sangre de poderlo hacer. ¿Y de qué hubiera valido?

Esta noche, yo volvería a estar durmiendo en mi cómoda cama, rodeada de mi casa, rodeada de mi familia.

Prefiero rendir homenaje de esta forma. Atravesando la noche despierta, acompañándoles.

Bienvenidos

Bienvenidos.

No me gustan las presentaciones. No se me dan bien. Mis presentaciones siempre son superfluas y cadentes de sentido, demasiado prepotentes, ellas mismas se dan alas a palabras que yo dejé pegadas al suelo. Pero me parece aún más patético negarlas y entrar a la materia, como una evaluación inicial de la que no quiero formar parte.

Así que aquí estoy, escribiendo una presentación.

Una futura escritora defendió una vez la imperfección. Y yo me dije, ¿por qué no? ¿Por qué no mostrar al mundo mis palabras retorcidas, mis imágenes oscuras, mis fotos a contraluz? Este es un lugar donde ver aquellos contrastes, aquellas fotos que sin quererlo se convirtieron en radiografías del mundo.

Así que yo os digo:

Bienvenidos a mi foto a contraluz.