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viernes, 21 de noviembre de 2008

Back for good or she's lost control?

Algo más de un mes después, vuelvo xD. Esto suele pasarme con frecuencia, vengo, voy... En fin. Tampoco es que tenga una vida tan ajetreada y tan interesante, es solo que vivo tomándome breaks.

Vale, no sé si se puede apreciar xDDD, pero el título es conjunto. Back for good significa "de vuelta para siempre", y se refiere un poco a la primera entrada. Tengo un día bilingüe, sí. Y la segunda parte, es el título de una canción. She's lost control, Joy Division. No voy a construir una entrada entera hablando de por qué me paso y por qué no xD.

Joy Division son un grupo británico de finales de los 70. ¿Cómo llegaron hasta mí? Escuché su canción más famosa, Love Will Tear Us Apart en el genial Ingravidez. Me gustaba, pero me parecía demasiado retro y demasiado... lineal. Luego escuché la cover que hicieron The [Gig's] Killers de Shadowplay, y, bueno, esa canción me encantó (luego sabría que la hicieron por la película de Control y puntos suspensivos). Pero no fue hasta que escuchara la cover de Fall Out Boy de Love Will Tear Us Apart (también buenísima, por cierto), que descubrí a Joy Division.

Me enamoré de la letra de esa canción. Francamente, como para no enamorarse. Y ahora, cada vez que la escucho, es como si fuera una versión diferente respecto a no conocer la letra del todo. Por esa letra busqué también la historia del grupo, y la verdad es que queda resumida en esa canción, en ese Love Will Tear Us Apart. Joy Division duraron muy poco, lanzando tan solo dos discos, pero su influencia es indudable en muchos estilos musicales, como el post-punk o el gotic. Su cantante, Ian Curtis, se suicidó poco después del éxito del grupo. La película Control, basada en su vida contada por su mujer, cuenta la historia de cómo la conoció a ella y cómo formó el grupo, pero a mí no me acabó de llenar. Creo que era demasiado lacrimógena, demasiado tergiversada. Prefiero escuchar Love Will Tear Us Apart, donde Ian Curtis disfraza o, mejor aún, sostiene la carga de emotividad y de sensaciones de la canción donde está reflejado ese encanto romántico y desgraciado que decían que poseía. Tienen otras muy buenas, como Disorder, Isolation, Candidate, Shadowplay o She's Lost Control, pero ninguna puede compararse con aquella donde las rutinas acaban con las personas, las aspiraciones se desvanecen y solo queda el amor, un amor que nos va a desgarrar. A mí me recuerdan mucho a Depeche Mode, por poner un ejemplo, pero la verdad es que su estilo es bastante personal.


[---TAKE A LOOK AT---]

* Isolation - Joy Division
http://es.youtube.com/watch?v=BOdNRGuX9g8

* She's Lost Control - Joy Division
http://es.youtube.com/watch?v=ZGMDBppWBOo

* Shadowplay [Joy Division's Cover] - The Killers
http://es.youtube.com/watch?v=FIe3IgmdSlI

*Love Will Tear Us Apart [Joy Division's Cover] - Fall Out Boy
http://es.youtube.com/watch?v=6wPdEkBKn94



Love Will Tear Us Apart
http://es.youtube.com/watch?v=4yTIpcwBTTs

When the routine bites hard
And ambitions are low
And the resentment rides high
But emotions wont grow
And were changing our ways,
Taking different roads

Then love, love will tear us apart again

Why is the bedroom so cold
Turned away on your side?
Is my timing that flawed,
Our respect run so dry?
Yet theres still this appeal
That weve kept through our lives

Love, love will tear us apart again

Do you cry out in your sleep
All my failings expose?
Get a taste in my mouth
As desperation takes hold
Is it something so good
Just cant function no more?

When love, love will tear us apart again



lunes, 13 de octubre de 2008

Capta la luz

La Joven de la Perla

Hacía tiempo que un libro no me captaba así. Francamente. Y con hacía tiempo me refiero a vacaciones con Cumbres Borrascosas y a antes de que empezaran con La Larga Marcha y Cinco Horas con Mario.

Por espacio de 18 horas y 53 minutos he estado más que completamente absorbida. Ayer, siendo día lectivo, empecé el libro a las doce de la noche, esperando leerme cincuenta páginas y antes de y media apagar la luz. Pasadas tres horas tuve que obligarme a mí misma a cerrar el libro porque veía las páginas en rojo. Leí doscientas páginas del tirón, y al llegar a casa he leído las otras cien restantes.

La Joven de la Perla cuenta la historia sobre cómo se pintó ese cuadro de Vermeer y a quién representaba. Griet es una joven de dieciséis años que por la precaria situación de su familia se ve obligada a trabajar de criada en la casa de Vermeer. Y Griet no es la típica criada, ni Vermeer el típico señor.



S-P-O-I-L-E-R-S

Me ha encantado. Todo. En general. Me encanta la historia, no se me ha hecho pesada en ningún momento. Al principio no sabes qué esperarte, pero siempre me ha gustado cuando se describen tareas cotidianas, me hacen sentir una especie de familiaridad y conexión con el libro. Aunque la verdad es que empieza a gustarme más después de la muerte de Agnes, cuando Griet conoce a Pieter. Pieter nunca me ha caído mal, es tan simple que creo que no puede caerle mal a nadie. No simple como personaje, si no como persona. A Pieter le gusta Griet y quiere casarse con ella, punto y final. Por eso quiere arrimar cebolleta y llevarse bien con sus padres, porque la considera su futura esposa.

Me gusta también el personaje de Maria Thins, la astuta mujer, y al principio me caía bien Tannake, aunque luego ya empieza a cansarme. Nunca he llegado a empatizar con Catharina y su hija Cornelia. La una era una pusilánime con afán de conejo, la otra más mala y retorcida que el demonio mismo. Me alegré de cada una de las bofetadas que se lleva.

Pero, sin lugar a dudas, mi personaje preferido es Griet. Los años que tiene, la forma de comportarse... la hacían casi tangible. Me gusta la forma que tiene de ignorar a Pieter, de tenerle ahí solo porque le obligan y adoro cuando empieza a moler los colores para Vermeer. Vermeer... qué gran personaje también. Me lo imagino mirándola con una mirada cansada desde el marco de la puerta (tan sepsy él... *¬*). Es que están hechos el uno para el otro. Para estar juntos de esa forma no sé si "platónica", pero tan etérea sí. En el fondo ambos dos se necesitan con locura, pero no necesitan llegar a las manos para demostrarlo. Cuando Griet se va al callejón con Pieter porque quiere desfogarse con él todo lo que Vermeer le ha hecho sentir con solo mirarle el pelo me parece sentir toda la fuerza de lo que de verdad siente por él. Griet es un personaje complejísimo y sorprendente, con esa madurez, esa fuerza por vivir y esa actitud que de práctica se aleja del mundo. Ella ve más allá, igual que Vermeer.

Y el final... pues pasó lo que tenía que pasar. La parte en la que Catharina descubre el cuadro me pareció un poco "oh, ¿en serio se dio cuenta de su existencia? Yo creía que lo más seguro era que Van Ruijven, el hijo de [%&%&] que se dedicaba a meterle mano a Griet se lo llevaría antes y lo escondería en una alacena". Pero el final en general me ha gustado. Hubiera sido estúpido que Vermeer y ella hubieran acabado juntos. En el fondo Griet tampoco acaba con tan mala vida. Pieter no le desagrada del todo y ella parecía no tener muchas expectativas.

F-I-N-S-P-O-I-L-E-R-S


Creo que me ha gustado por el concepto de destino y de amor platónico. Ese concepto de que no todos los amores están hechos para ir de la manita por el parque y acariciarse la campanilla, ese concepto de que el destino actúa de por libre, y no todo tiene por qué acabar junto o perfecto. Esa represión más que por el qué dirán o la imposibilidad, por libre elección. Ahora parece que toda película, todo libro, todo tiene que acabar con ellos dos juntos. Todo el amor se trata en decirse cuánto se quieren y me remito sin ir más lejos a Amanecer, el cuál acaba de salir.

¿Por qué? ¿Por qué un amor consumado va a ser más grande que uno nunca formulado? ¿Por qué solo aquellas personas que han salido con otras muchas veces se sienten autorizadas a hablar del amor como si conocieran cada uno de sus rincones? No, no me gusta el amor de ahora. Prefiero el amor de antes. O quizá no de antes, quizá también el amor proscrito. Aquel que no llega a buen puerto porque nunca ha podido naufragar.



viernes, 10 de octubre de 2008

~~ I just don't care ~~

Pongo título en inglés porque como es para hablar un poco de mí, prefiero modificar el título de una canción. ¿Por qué? Porque soy un poco como las canciones, tengo mucho de todo y un poco de nada, y no me gusta ponerle títulos a conclusiones sobre mi vida. Prefiero eso, coger el título de una canción.

En este caso es I don't care de mis queridos Fall Out Boy. La verdad es que no tengo ni idea de cómo van las cosas en América a ciencia cierta, pero creo que allí están arrasando. No como aquí, claro. Eso es lo que decía mi querido locutor de mi querido Ingravidez, "¿por qué Tokyo Hotel sí y Fall Out Boy no?". Supongo que por la campaña de marketing, porque FOB me encantan, pero no han descubierto la rueda. Son bailables, tienen caña, tienen un flipaíllo buenorro, el cantante tiene una voz preciosa, las letras son fáciles de entender (pero no de seguir ¬¬) y me encantan sus canciones de desengaños amorosos. ¿Pues qué les falta? Marketing. Por cierto, ayer les entrevistó Pilar Rubio. Ay, qué suerte tienen algunas...

Vale, pero esto no es para hablar de "fallout". Algún día subiré una entrada sobre grupos, pero esta en principio no está orientada a ellos. Tampoco a que hayan quitado la Feria de la Ciencia de Madrid o a que vayan a llevarse el Mercado de Fuencarral cúlmen de lo indie y alternativo a Valencia y se vaya a convertir en el Mercado de Pokeroland, no porque se lo lleven a Valencia, sino porque con los cines, el aparcamiento y los restaurantes (que serán "macdonals" y "burguerkín") más bien se podían llevar el Parquesur. Esa entrada serán "por qué el capitalismo es un parche-que-no-una-solución"

Pero necesito decir que "I just don't care". Que "Simplemente no me importa". Y no tiene que importarme nada. Y ese es el problema, que me importa que no me importe nada. ¿Se puede vivir sin algo en lo que creer? Yo creo que no. Y los valores no son algo en lo que creer. Los valores son una lista de órdenes, una programación interna sobre cómo comportarnos. Y eso es lo que no me debe importar, que no haya nada que importe, pero creo que en el fondo quiero que las cosas me importen.

En fin, el caso es que con creencias o sin ellas quiero salir del atolladero este en el que me he metido sin saber muy bien cómo. Me he presentado a una beca hoy, el curso sigue su curso (apréciese la sutil poesía que una tiene a las 23:50 del viernes) y... no sé. Habrá que esperar, pero voy a intentar ponerle cara al mal tiempo. No buena. Eso es demasiado para mí xD.

En fin, a ver si dan pronto las doce y empieza mi Ingravidez ^^. Os lo recomiendo encarecidamente otra vez.

Gracias por leer ^^

domingo, 5 de octubre de 2008

Obscuro Otoño




Obscuridad tan negra como pozos de café
y tan absorbente como la peor de las drogas.
Me aferro a ellas sin esperanzas, sin fe,

para que reviva mi alma entumecida y sola.
Cuando estoy muerta. No volveré.

Obscuridad fría y glacial,

donde los besos se congelan como escarcha en las pestañas.
Pestañas de mi corazón duro y artificial,
apuñalado por mentiras y artimañas.
De un modo brutal.

Sangre negra,

obscura y fría,
sobre la piel violácea coagulada.
Obscuro y nuboso día;

cae una gota sobre su roja boca cerrada
donde expira el último hálito de vida.

Otoño cruel, impune hada:

besa los labios del alma congelada
y ocúltala bajo tus hojas anaranjadas,
antes de que la libere el viento.

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No es nada del otro mundo, ni siquiera tiene mucho sentido. Pero necesitaba escribirla. La imagen es del Alphonse Mucha. El poema de lo más hondo del subconsciente. La depresión de la caída del sol. Para más referencia, ver los ciclos estacionarios.

lunes, 29 de septiembre de 2008

¿Comerciales?

El otro día volvió a los 40 uno de los programas que, junto con el LastFM y el muerto en combate Fly Music, forman la base de mis pilares musicales (sin desdeñar el boca-oreja, claro está, pero muchas veces el boca-oreja también ha venido de estas reliquias de la música Indie y PostPunk). Este programa es Ingravidez y afortunadamente han pasado su horario de doce a una a la noche del viernes. Francamente, ser el domingo "ingrávida" supone darse una ***** contra el suelo cuando suena el despertador el lunes. Bueno, os dejo un link aquí donde hay más información: http://www.los40.com/40principales/a21.php?id=38

Resumiendo, estaba escuchándolo el viernes cuando anunciaron que tres de mis grupos preferidos (tengo muchos, lo sé), sacaban nuevo disco. Los grupos son Fall Out Boy, The Killers y Kaiser Chiefs. Yo diría metiendo mucho la pata que Fall Out Boy tira al post-punk, The Killers al indie y Kaiser Chiefs al brit-pop, pero por mucho que me entretenga clasificando al final en el único saco en el que puedo meterlos sin dudar es en el de "Grupos que me paso la vida escuchando". El nuevo trabajo de Fall Out Boy se llama Folie a Deux (algo que creo que bien escrito significa "locura de dos"), el de The Killers Day and Age y de Kaiser Chiefs no me acuerdo, pero sus singles son, respectivamente, I don't care, Human y Never Miss a Beat. La verdad es que Never Miss a Beat me gusta muchísimo, y con Human estoy obsesionada (and I fall on my knees looking for the answers... are we human or are we dancers), y bueno, I don't care es bastante Fall Out, pero tiene un estilo que no acaba de llenarme como lo hacen algunas de sus canciones antiguas, sin ir más lejos Beat It, XO o One and Only con Timbaland.

En el programa escuché que tanto el contrato que The Killers había firmado, como el de Kaiser Chiefs, eran contratos que iban a catapultarlos al estrellato, en el sentido de que iban a pagar a todas las emisoras para que pusieran su música e iban a hacer macrogiras llenas de merchandising. El presentador decía que a él no le parecía volverse comercial, y ponía el ejemplo de Coldplay. Coldplay es un grupo en mi opinión buenísimo y yo los conocí por ser comerciales, por entrar en la lista de los 40. La primera canción que asocié con ellos fue Talk, que fue una de mis obsesiones, luego vino Speed of Sound, Clocks... y ahora les amo, nuevo disco incluido. Su música, afortunadamente, no empeoró ni se degradó con el paso a los grandes escenarios, simplemente, llegaron a más número de entradas (y ahora no hay quien vaya a un concierto suyo, cosa que no está tan bien ¬¬), pero lo importante se mantiene estable. Y como muy bien decía será una pieza de música alternativa en la escena de los grupos prefabricados.

Entonces, ¿tiene que significar necesariamente que con ese contrato The Killers se convierta en Killers Brothers y Kaiser Chiefs en Tokyo Chiefs? No, no lo creo. No tiene por qué. Estos grupos no son prefabricados, no han surgido con una estrategia de marketing detrás. Que les promocione significará que suenen en los 40 y que sea más accesible ir a sus conciertos, porque tanto me da que no se pueda conseguir una entrada porque han hecho un lleno o que no den ningún concierto en España o solo en una sala remota de Barcelona. Y a mí escuchar a Coldplay en la radio o a The Rasmus, o a Green Day no me desagrada lo más mínimo. Es más, desearía poder escuchar también a Maximo Park, The Killers o HIM en la lista de los 40. De un grupo lo que de verdad debe de importar es su música. Si su música es buena, y la hacen porque quieren hacerla y de verdad sienten la necesidad de expresarse a través de ella (y de ahí ya tacho a los Jonas Brothers porque no creo que esos tengan conciencia de lo que tocan si no de su contrato con Papá Disney), no veo problema a que sea conocida o no.

De momento, tanto el nuevo disco de The Killers como el de Kaiser Chiefs pintan muy bien. El de Fall Out Boy menos, pero bueno, tiempo al tiempo.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Qué cosas

La casa está incómodamente silenciosa. De una forma extraña, casi dolorosa. Por eso, por culpa de ese pesado silencio, no puede concentrarse. Pasa y pasa las hojas sin detenerse en ninguna, ni siquiera ve las fotos. Hasta llegar a la página donde aparece una chica sonriente, que le llama la atención. Tiene veintipocos y mira con ilusión a cámara. Ataúd talla 32, por favor se titula. Y ella sabe que no debe leerlo. Que debe cerrar el suplemento ahora mismo, dejarlo sobre la mesa de la cocina y volver a barrer, que seguramente aún quedarán cristales, que ese vaso era de cristal del malo, del que se hace catorcemil trozos y a ver si van a tener que hacer una escapada a urgencias. Pero no puede evitarlo. Físicamente, no puede cerrarlo y levantarse. Y mentalmente se siente muy agotada como para llevarse la contraria.

Ya sabe lo que va a leer. Va a leer algo que comienza de una forma bastante parecida al transcurso de la tarde. De una forma torpe, brusca y accidental. De la misma forma que ella, medio por preocupación, medio por la acción diurética del café, había abierto la puerta del baño aunque Raquel estuviera dentro. El grifo del agua llevaba sonando un buen rato, como si se estuviera duchando o algo por el estilo, y acababan de comer. Jamás, jamás pudo pensar que la encontraría así. De rodillas sobre el suelo frío de azulejos azules, en ropa interior, con medio cuerpo inclinado sobre la taza del retrete.

“No he vomitado, ¡NO HE VOMITADO!”, juró y perjuró, pero ella había puesto ya el grito en el cielo. “Estás loca, ¿quieres matarte?” contestaba a cada juramento de su hija. Las dos chillaban como locas en el pequeño espacio entre la habitación de Raquel, el baño y el salón. “No, no estoy loca, ¡ESTOY GORDA!” contestó Raquel, y súbitamente, ella enmudeció. Su hija tenía una mueca enfermiza en un cuerpo bastante corriente. Bastante normal. Con las piernas anchas y el abdomen no del todo liso, algunos surcos celulíticos por las piernas y una cintura muy marcada. No estaba gorda. Ni de lejos. Tampoco es que estuviera delgada, tampoco tenía las piernas finas, pero no era un tonel. Nadie pensaría que estaba gorda. Nadie salvo ella.

Y entonces Raquel comenzó a llorar, fue a su habitación, ella fue detrás de sus gritos mientras cogía el vestido nuevo que le regalaron por su cumpleaños y se lo lanzaba a los brazos. Estaba hecho un ovillo arrugado y con marcas de haber sido pisoteado con furia, la etiqueta doblada aún colgando del cuello. “¡Míralo! ¡MÍRALO! ¡ES LA CUARENTA, Y NO ME VALE! ¡NO ME VALE!”

“Pero es que es de lana, y la lana se ciñe mucho. Mira los vaqueros que tienes sobre la cama, son la treinta-y-seis. Además, no es que no te valga, es que no te gusta cómo te queda”, balbuceó nerviosa mientras observaba el vestido. Lana negra, con una silueta bien definida, manguitas cortas y cuello alto. Raquel seguía chillando. Entonces, sin previo aviso, cogió el vaso de agua que tenía sobre el escritorio y lo lanzó contra el suelo. El vaso estalló en mil fragmentos que se diseminaron alrededor de los pies descalzos de su hija, y ella no supo reaccionar de otra forma salvo cruzándole la cara. Raquel se llevó una mano a la mejilla dolorida, enrojeciéndose por momentos tanto por el golpe como por la vergüenza. Y entonces sobrevino un silencio incómodo y pesado.

“No voy a descambiar el vestido” – dijo ella con un tono frío a su hija llorosa -, “porque llevas dando la vara tres meses con él y a ver qué se van a pensar tus tíos. A lo mejor a tu hermana le gusta. Y mucho menos voy a dejarte que lo destroces, que ha costado sesenta euros. Ahora si quieres salir, sales. Ya sabes donde tienes la puerta.”

Y hace unos veinte minutos que se ha ido, y que ella ha ido a la habitación, a sacudido el vestido para dejarlo lo mejor que ha podido y lo ha colgado en su armario, porque su otra hija está en el cine. También ha barrido el cuarto un par de veces, teniendo especial cuidado en no dejarse ningún cristal, pero nunca se sabe. Y hasta incluso ha fregado el baño. Porque se sentía en un estado demasiado acelerado para hacer cualquier otra cosa. Por eso no ha podido concentrarse en ningún artículo hasta ese. Hasta ese de la chica sonriente, que tanto le recuerda a Raquel cuando está contenta, lo que últimamente ocurre pocas veces. Y en ese artículo dicen lo que ella pensaba. Un episodio como el de aquella tarde la chica del artículo lo narra cuando ya había perdido cinco kilos y había decidido dejar la bulimia a partir de ahí. La anorexia, pone, al menos no le hacía daño a la garganta. Y claro que ella teme por su hija. Por eso ha sido tan dura con ella, por eso la ha abofeteado y le ha indicado tan claramente que no le parece motivo suficiente como para destrozarse una vida, el que no le quede bien un vestido. Porque no piensa asumir que su hija vaya a acabar como la chica del artículo, al borde de la muerte. Que vaya a tener vivencias tan mórbidas como para ser escritas debajo de un título así, Ataúd talla 32, por favor, qué cosas. Como si de verdad el físico fuera a darte de comer en un futuro.

Pasa la página con mueca aburrida aunque algo le roe por dentro, pero tampoco piensa admitirlo. Nuevas audiencias, es el artículo de la página siguiente. Habla de un programa de televisión, uno que le gusta a Raquel, en el que critican la actualidad de un modo descarado y sagaz. Suelen echarlo a la hora de la sobremesa, y es bastante bueno a veces. El artículo dice, en general, que aunque no entre en la parrilla de los más vistos los vídeos que se han colgado en Internet y los artículos sobre ellos son de los más descargados en la red, por tanto, es un programa para un público joven que sabe manejarse con los ordenadores.

Qué novedad.

Esa no, claro. Pero sí que lo es la foto que viene al pie de página. Aparece una de las chicas que trabajan en el programa, una modelo que se ha metido a presentar, a hacer de reportera o algo así. Sonríe con una mueca falsamente natural, que solamente puede ser destapada por alguien que ya ha vivido mucho y no se deja deslumbrar por un intento de espontaneidad de alguien que es todo menos eso. Pero la sonrisa le importa poco. Lo que le llama la atención es el perfecto cuerpo de pecho generoso, abdomen liso, caderas redondas y piernas kilométricas envuelto en un vestido corto baby doll negro, de lana. Con manguitas y cuello alto. Es el mismo. Casi seguro.

“Qué cosas”, piensa mientras va a su habitación, dobla el vestido negro y lo mete en la primera bolsa que encuentra, “qué cosas” y saca el ticket que había guardado en la caja donde metía también las facturas, “qué cosas” mientras se viste y se arregla y busca un billete de metro para ir a la estación donde al lado hay una tienda de esa marca.

“Qué cosas”, vuelve a repetirse mientras cierra la puerta. Porque si deja de repetírselo se echará a llorar envuelta en la mortaja de su hija que lleva en la bolsa.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Good Riddance

Pensaba actualizar cuando tuviera las fotocopias encuadernadas y listas para el JSiF, con una foto bonita con mis manos y Alienación escrito en Courier New, que para mi gusto es la mejor letra para poner un título, con ese estilo de manuscrito prohibido hecho a máquina en un tiempo de represión de libertad de expresión que tiene, pero no me voy a presentar.

¿Una decisión difícil? Ni siquiera sé si ha sido una decisión. Escribí la historia en quince días, la acabé y di la brasa a la gente para que se la leyera, que eso es lo que peor me sabe. Y ahora, no sé si por miedo, frustración y vaguería no me presento. La penúltima oportunidad que soplo por la ventana simplemente por ver cómo se esfuma. No sé si es una mala racha, si me han abducido y soy un experimento, si tengo algún trombo escondido o si soy tonta de por sí. Creo que va a ser lo último. Pero no, no me presento. Ahora estoy tan feliz aquí escribiendo, encima intentando que la entrada me quede bien y la gente pueda empatizar de alguna forma, y sé que por febrero me estaré dando de cabezazos contra la pared por haber desaprovechado mi penúltima oportunidad.

No puedo decir nada más que mucha suerte a los que se han presentado y que a los que os ha pasado lo que a mí, que no pasa nada. Que hay muchas más oportunidades, y que probablemente vosotros tengáis motivos más serios que los míos.

En fin, el verano se acaba... y no paro de escuchar Good Riddance.

"I hope you had the time of your life"

Ídem ^^